EL ARROYO DE MI ABUELO

​ ​Cuando yo era niña me gustaba pasar las vacaciones en el rancho de mi abuelo, él vivía a 3 horas de donde vivíamos nosotros y lo que más recuerdo era un enorme cerro en forma de una cabeza grande, yo me emocionaba al ver ese cerro, pues sabía que ya no faltaba mucho para llegar cuando entraba al rancho para mí y mis hermanos era la alegría más grande.

Pues ahí también Vivían todos mis primos y tenía el arroyo a escasos metros de distancia de la casa cuando al fin llegábamos corríamos a gritar a mis primos y a mis tías y nos abrazábamos con gusto porque tenía mucho tiempo que no nos veíamos por su puesto mi abuelo era el más feliz, pues tenía reunida a toda su familia solo faltaba mi abuelita, pues diosito se la llevo hace muchos años mi mamá dice que ella era una mujer muy bonita y muy bondadosa por eso, dios se la llevo, pues le hacía falta un ángel, pero aun así esos momentos de felicidad que nos daba el estar con toda la familia. Nosotros llegábamos saludábamos a todos y corríamos al arroyo mis primos ya estaban acostumbrados a estar ahí, pero aun así se metían al agua a jugar con nosotros y pasábamos todo el día en el agua solo salíamos a comer y nos regresábamos al arroyo mi mamá nos regañaba y decía que nos íbamos a convertir en pescados, pero mi abuelito nos defendía y decía – déjalos hija que aprovechen el tiempo que van a pasar aquí y mi mamá nos dejaba seguir jugando nos salíamos hasta que era muy tarde, ya que el sol se había metido después cenábamos todos juntos y mis tías hacían un tendido grande para dormir ellas y mis primos en el suelo y dejarnos a nosotros sus camas, pero nosotros preferíamos dormir todos en el suelo y seguir platicando casi toda la noche a pesar de que nos regañaran varias veces y nos mandaran a dormir hacíamos caso omiso, pero al final el cansancio y el sueño nos vencían a la mañana siguiente nos levantábamos temprano solo para meternos al arroyo, pero primero nos daban de desayunar y nos ponían a hacer quehacer, pero mi abuelito como siempre nos defendía y nos mandaba a jugar al arroyo, pues decía que íbamos a descansar y jugar y corríamos a meternos al agua y una vez fuimos a la siembra del abuelo para nosotros ayudarlo a abonar era un juego, pero para mis primos era trabajar cuando terminamos mi abuelito se puso a recoger leña y nosotros a recoger mangos buenos en teoría a robar mangos esa fue una, delas mejores aventuras que tuvimos nuestra rutina era despertar desayunar y meternos al agua todos los días que pasábamos ahí de vacaciones, pero para nosotros los días pasaban rápidos y llegaba el momento de irnos a casa ese era el momento más triste, pues no veríamos a mi abuelito y mis primos hasta las siguientes vacaciones y eso si al caso teníamos dinero para ir y así nos íbamos tristes. Abecés, mi abuelito nos visitaba o mis primos también iban a vernos a pesar de que nos alegraba verlos, nos gustaba mucho más ir nosotros de visita, pues era a ser otras cosas nuevas, ir al río o a una que otra fiesta. Pero como todo el tiempo siguió su curso y varios de mis familiares se fueron al extranjero y otros más se fueron de este mundo y cada vez eran menos frecuentes las visitas al rancho, pues era triste ver esa casa antes tan llena de vida y de alegría y ahora solo quedaba tristeza y soledad ese arroyo lleno de niños ahora estaba vacío y triste mi abuelito sigue ahí, pues ese es su hogar todos sus nietos de mi abuelo ya crecimos e hicimos nuestra vida, pero sabemos que él está ahí cuando lo necesitamos, pues además de abuelo es también el padre de muchos de sus nietos y quisiéramos que fuera eterno, pero ese roble también tiene que caer algún día y cuando ese pilar se venga abajo será el día más triste, pues ya no abra motivo para ir al rancho y se quedarán todos los bonitos recuerdos y momentos vividos en el olvido, pues nadie querrá ir y ver esa casa sola y triste además ese arroyo que baño y albergo a todos sus nietos llorará al sentirse aún más solo y vacío no tendrá más motivos para seguir y se secará. Pero antes de que eso suceda mi más grande sueño sería que mi abuelo vea a toda la familia que le queda reunida como en los buenos tiempos que estén sus hijas nietos y nietas biznietos y tataranietos y que ese arroyo se vuelva a llenar de vida alegría y felicidad y que mi abuelo se vaya en paz y vea a la familia tan hermosa que él formó, pero eso sería imposible, pues todos tienen su vida y no todos podemos ir y menos los del extranjero, pero hay que tener en cuenta que cuando ese gran hombre se nos vaya ahí vamos a estar todos reunidos, pero él ya no podrá verlo y ahora si tendremos tiempo de ir y también dinero y dejaremos todo de lado para estar ahí, pero no servirá de nada el trabajo tendrá que esperar las deudas tendrán que esperar, pero no servirá de nada y muchas de nosotras dejaremos que el marido diga lo que quiera y ahí estaremos, pero de nada servirá en vida hay que cumplir y verlo feliz y contento y que vea su arroyo como en los buenos tiempos. Pero bueno, esa es mi humilde opinión y tú que dices le damos el último adiós al ARROYO DEL ABUELO quien dice yo.
Teodora Benítez Flores

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