Opinión Lorena Cortés
El juvenicidio es el asesinato sistemático de la población joven; los jóvenes en México en un contexto de violencia de los grupos del crimen organizado son altamente vulnerables, sobre todo por que el grueso de la población juvenil vive en situaciones de pobreza, desempleo y una fuerte estigmatización social que los criminaliza y los excluye. (Núnez Espinel, 2021).
En este país la principal causa de muerte en hombres de 15 a 44 años son los homicidios. Cada día matan a 85 personas, desaparecen 25 jóvenes, uno por hora; cada semana vemos el llanto de miles de madres por el dolor de que algún cartel desapareció a sus hijos. Algo de este México ensangrentado explica que 7 de cada 10 mexicanos viven con miedo. (INEGI, 2023).
En México, como en Michoacán, si eres un hombre joven tienes un muy alto riego de ser asesinado o que te desaparezcan. La región de Morelia, seguida por Uruapan, Zamora, Coeneo; Lázaro Cárdenas, Apatzingán, Zitácuaro y La Piedad son las regiones que concentran en mayor número de personas desaparecidas y no localizadas. (CNB, 2023). Frente a un país con 2,700 fosas clandestinas la desaparición forzada en México se ha convertido en el crimen perfecto y las distintas autoridades han colaborado por acción u omisión.
Lo que ocurrió en Lagos de Moreno, no es un hecho aislado, es una práctica criminal generalizada en contextos donde grupos fuertemente armados han impuesto un sistema de autoridad criminal muy poderoso donde impera la maldad humana. En este país la larga historia de actos criminales e inhumanos ha derivado en la terrible banalidad del mal que teorizó la filosofa política Hannah Arendt. La violencia esta tan normalizada que ha creado una suerte de anestesia social.
Del lado de la oreja que menos oye López Obrador, no escucha a las más de 100 mil familias, madres de familia que andan buscando a un ser querido desaparecido. Sólo en su administración ya supero el número de personas desaparecidas que las administraciones anteriores, registrándose los marxismos históricos. Nunca antes habían desaparecido tantas personas en México.
La narrativa oficialista insiste en polarizar con lucro político a la sociedad llamando “traidores a la patria” a quienes piensan diferente o critican al poder, en todo caso y frente al México ensangrentado y roto, los verdaderos traidores a la patria son aquellos que ocupan un espacio en la administración pública para enriquecerse y/o buscar un cargo en la política, a costa del presupuesto público ya sea de salud o de seguridad etc; si lo carteles del crimen en México no tienen límites y su comportamiento es cada vez más denigrante para la humanidad, es por que hay autoridades cómplices o en su caso una omisión cómplice.
Ernesto López Portillo señala que, si alguna vez creímos que el poder político encabezaría la indignación ante la matanza, las masacres y las atrocidades. Nuestra infinita ingenuidad. Creímos una y otra vez que proteger a la vida sería la columna vertebral del cambio. Nos equivocamos.